Creí haber encontrado el amor, creí que tenia la felicidad comprada, moriría feliz, pero jamás imaginé que él me abandonará, jamás estube preparada para perderlo... Y cuando lo hizo mi mundo se paralizó, y quedé atrapada en él pasado, en el dolor hasta que él llegó a mí... Ahora deberé luchar con mis miedos y descubrir si se puede volver a amar, a la misma persona, dos veces.
Leer másNo sé si aún estoy viva o muerta, para mí solo soy un caparazón, un cuerpo que sigue caminando, que se obliga día, a día a despertar porque si no lo hace le estaría fallando a el, mi corazón está desecho a causa de tanto dolor... Las estrellas ya no brillan, el día y la noche ya no tienen sentido, la vida no tiene sentido... Al menos no para mí, no desde el momento en que sus ojos se serraron para siempre...
No desde que su risa no existió más, no desde que supe que jamás volvería a verle desde ese instante todo dejo de existir para mí... ¿Que por qué, sigo así luchando por no derrumbarme por completo? Bueno dedo cumplir con la promesa de seguir adelante, de vivir la vida como el unirse querido. Solo que no lo estoy haciendo muy bien, de echo prácticamente e podido sobrevivir.
Ya no sonrió y solo visito los países que el me indico sin siquiera disfrutar o pasear por sus lugares turísticos solo llego al país me quedo unos días y así continuo mi viaje. ¡Dios! Es que extrañarlo duele tanto, duele en el alma y siento que no respiro cuando a mi mente llega su imagen al saber que solo me quedaré con su recuerdo porque jamás lo volveré a ver.
Sentada a orillas del mar dejo que mis lágrimas fluyan, respiro el aroma del océano deseando que el estuviese aquí, junto a mí.
Dos años, han pasado dos años desde que perdí al hombre que amo, uno qué me amo con intensidad. Uno que se llevó mi luz con el.
Prometí vivir por los dos, pero cada día me preguntó cómo puedo seguir sin el.
Mi cuerpo tiene tallada sus carísias, mis labios extrañas los suyos, mi dolido y destruido corazón muere cada día al no tenerlo, al recordar lo que fue y jamás volverá a hacer.
Antes para mí todo era hermoso, veía la luna como si fuese mágica, y mientras ella salía de noche nos permitía maravillarnos con su luz natural, Sury siempre se burlaba de mí diciendo que yo era una romántica sin remedio, una que le había contagiado aquella manía de ver las cosas positivamente, pero nunca imaginé que toda la luz de la luna se iba a convertir en una oscuridad absoluta, ya no veo claridad, tampoco la buscó, toda mi luz toda magia desapareció cuando el hombre que amo murió y me dejó este enorme hoyo en el pecho.
Pero hay algo que no me permite morirme de tristeza y es que llevar algo de el en mi me da la sensación de tenerlo conmigo, aún qué también me siento culpable, yo soy la culpable de que sus ojos se serraron para siempre. Y eso es algo que nunca podré perdonarme. Fui yo quien lo mató.
Por más que trato de luchar contra el dolor, aveces es más fuerte que yo. Fui feliz y si él me fuese dado la oportunidad de elegir yo simplemente hubiera muerto pero lo haría siendo alegre, yo hubiese preferido morir a vivir en esta agonía, ha sentir este dolor.
Todos los días pienso lo mismo, si las cosas hubieran pasado diferente... Restriego mi rostro y suspiro unas cuantas veces, tratando de parar el llanto, entonces escucho mi teléfono sonar, sacándome de mis pensamientos, obligó a mi cuerpo ha que reaccione y me levanto de la arena le doy una última mirada al mar, camino dirigiendome a mi auto cuando ya me siento preparada para hablar, contesto el maldito aparato.
— Alo. — ¡Hija! ¿Cómo estás? – Escucho la voz chillona de mi madre. Suspiro con pesadez, y respondo. — Estoy bien madre, ¿Que es lo que quieres? – Al otro lado de la línea puedo oírla suspirar. — ¿Hasta cuando vas a odiarme? Por Dios Moly, soy tu madre. – Sus palabras solo me hacen enojar. — Mamá, si llamaste para eso entonces debo decirte que estoy ocupada... Hablamos después.
— ¡No! No me cuelgue, por favor... Solo queria saber de tí, ¿Dime ya buscaste trabajo? — No madre, ya te dije que todavía tengo el dinero que me dejó... – No logro decir su nombre, pues desde que el no está no puedo nombrarlo en voz alta sin que mi voz se quiebre. Carraspeó un par de veces tratando de que mi voz suene bien. — Mamá aún tengo dinero, no te preocupes... Ya debo colgar, adiós mamá. — No dejo que me conteste y cuelgo de una vez.
Conduzco al hotel donde me estoy hospedando. Hoy es mi último día aquí, ya me toca volver a mi país, uno al que no quiero ir porque se que todo me recordara a el... Supongo que llegó la hora de darle frente a las cosas.
Estacionó mi coche y subo directo a mi habitación, no miro a los lados tampoco me detengo a mirar a las personas que me rodean, ya no me detengo a admirar los pequeños detalles o ha saludar a la gente... Se podría decir que ahora soy antisocial.
Mi vuelo por suerte no fue tan pesado y ya me encuentro en mi departamento, y está será la peor tarea de todas, pues aquí fue donde viví con amor de mi vida. Nada más entrar a mi casa recorro con la mirada cada rincón y es imposible no caer de rodillas en la puerta, destroza por el dolor, y solo dejo que las lágrimas fluyan.
— Soy tu amiga, no me pensabas decir que te casarías. – Vuelve a ignorar mis protestas.— No me casare. – Digo irritada.— Aún... – Dice Ares. Lo fulmino con la mirada. Voy hasta Lina dandole leves empujones para que salga.— ¡Oye! Cuando me llames no vendré. – hace rabieta, y ruedo los ojos.— Lina...— Ya, ya me voy. Pero luego me contarás todo. – Dice, y sale riendo como demente.— ¿Entonces...? – Me pregunta Ares.— Claro que sí. – Respondo mirándolo.— ¿Te e dicho lo hermosa que eres?— Hoy, no... – Digo riendo, cuando me alza y cuesta sobre mí escritorio.— Eres la mujer más hermosa, que e visto en mi vida... Y eres mía.— ¿Tu ya? – Pregunto con picardía, sintiendo como sus manos acarician mis descubiertos muslos.— Sí, eres mía. Así como yo, soy tuyo... – Nos miramos fijamente y de pronto, la tensión entre ambos, se siente tan bien.— Me gustas tanto, que a veces me da algo de pánico, pues nunca fui posesivo, pero contigo... Siento que no deseo que nadie voltee, siquiera a mira
— Tiempo después, descubrí que cuando me hicieron el transplante, estaba... Embarazada. Ellos decidieron por mí, me arrancaron del vientre, lo único que me podía unir de por vida a él. De la nada lo perdí todo. – Lloro en silencio, sintiendo como duele mi corazón.Ares intenta acercarse pero lo detengo. — Deambule por mucho tiempo, caí tan bajo, lo único que apaciguaba mi dolor era el alcohol... Ese fue mi refugio, de echo, hasta hace poco, recurría a el para poder callar la culpa y, consegir dormir.— ¿Aún lo haces...? Digo, ¿Todavía tomas? – Me pregunta, cauteloso.— No, decidí que debía valorar, está nueva oportunidad que él me dió. Tarde mucho tiempo en darme cuenta, pero por fin lo hice, se que la culpa no desaparecerá, siempre me preguntaré como sería mi vida y la suya si yo me fuese alegado de él... Bueno, yo estaría muerta, lo sé. Pero Sury, seguiría con vida.Ares se acerca, y está ves si se lo permito, limpia mis lágrimas, unas que fluyen solas, duele mucho rememorar todo, p
— Puedes contar con mi hombro, cuando lo necesites, puedes contar con mis brazos, cuando necesites refugio en ellos. Todo yo, soy tuyo.— También estaré para tí, cuando quieras hablar, desahogar todo ese peso que llevas.Escucho atenta a sus palabras y decido que debo hacerlo, quiero contarle mi verdad, refugiarme en él, quiero que sepa todo.Para así estar por fin sin tanto tormento, confiaré en él, y espero no arrepentirme.Siento los latidos lentos del corazón de Ares, e llorado hasta sentir mis ojos hinchados.Ambos estamos como hace unas horas, abrazados, él como si temiera que yo fuese a huir, y yo, aferrandome a él, como si mi vida dependiera de ello.— ¿Te sientes mejor? – Escucho la voz ronca de Ares, asiendo que cada bello de mi piel se erice.— Sí, ya estoy bien... ¿Puedes soltarme?— No, no quiero hacerlo. Pues solo necesito tenerte entre mis brazos. Quiero sentir que no te irás.— No me iré, lo prometo. – Aseguro. – Pero debemos ir a comer, ya muero de hambre. Mi estómago
Lo escucho susurrarme algo pero no logro oír bien.Nuevo mis caderas más rápido dándonos más placer.— ¡Oh... Sí, te sientes tan bien. – Me dice al oído.Sus labios dejan los míos para darle atención a mis senos, una de sus manos masajea uno mientras que su lengua le da atención al otro.— Necesito más... – Le digo, y pronto siento sus caderas moverse con más intensidad, y es cuando no lo soporto. Exploto en un orgasmo fuerte que me deja temblando en sus brazos, mis sentidos están nublados.Mi respiración está muy agitada, y mi corazón quiere salirse del pecho.Ares nos lleva a la orilla del lago, aún lo siento en mi interior, cuando estamos fuera camina conmigo hacia la cabaña dónde sin esperar más, soy pegada a la puerta, mientras sus embestidas son certeras, haciendo que de nuevo este apunto de llegar al cielo, y sus jadeos me hacer saber que el también alcanzara las estrellas conmigo.— No puedo más... Yo... – Y de pronto; siento lo que es estar viva en sus brazos.Ares se derrama
— Nunca en mi vida, desee tener tanto a alguien, como deseo tenerte a tí.Y esas palabras que salieron de los labios de Ares me dejaron en shock. No sé que responder.Pues deseo con toda mi alma, que está felicidad que estoy empezando a sentir, no acabe nunca... Solo eso espero.No sé cuánto tiempo pasa, pero reaccionó cuando lo veo intentar cubrir mis ojos. Me tenso involuntariamente.— Pensé que confiaba en mí.Suspiro para luego responder.— Lo hago, es que yo... Lo siento, estoy algo nerviosa.— No tienes porqué estarlo, solo sé tu misma. ¿Si?—Okey. – Es todo lo que digo. Él solo sonríe y cubre mis ojos, me ayuda a volver a mi lugar, y pronto siento que el auto avanza.No pasa mucho cuando siento que el auto se vuelve a detener, él se baja, luego está de mi lado, y toma mi mano indicándome salir.Camino con cuidado por miedo a caer, eso sería realmente vergonzoso.— ¿Quieres que te lleve en brazos?— ¡Claro que no! Estoy bien.— Okey. – Lo escucho que ríe.— Espero te guste, jamá
Justo cuando estaba por ver, qué tomar, para la migraña escucho que alguien toca mi puerta. Digo un; adelanté.Y es, en ese instante, que mi dolor de cabeza aumenta.— Hola, tenemos reunión en cinco minutos. — Sí ya mi secretaria me informo. – es todo lo que digo, camino hacia la salida, pero Ares se interpone en mi camino me toma de las caderas y aparisiona mi cuerpo contra la puerta. Respirando en mi cuello. — Estás hermosa. – Me susurra.— Gracias, ahora déjame salir.Pero Ares párese no oírme, pues solo lo siento presionarse más, a mí, aspira mi olor. Y luego siento su lengua lamer mi cuello.— Ares alejate, ahora. — digo en un susurró, que aunque quise que sonara fuerte, solo salió como un gemido. M****a.— Tu cuerpo no me dice eso. Nena, deja de resistirte a esto que sentimos. — Solo deja que fluya. Déjame sanar tus heridas, deja que yo cure tu corazón. Déjame entrar aquí. Ares señala mi pecho, y enseguida mi sicatris arde.Como una herida latente, que nunca sanará del todo.
Último capítulo