Mundo ficciónIniciar sesiónLa calma después de la batalla era más tensa que la propia guerra. La Fortaleza, aunque físicamente intacta, estaba experimentando un profundo terremoto político y emocional. Scylla estaba en las mazmorras, y el Anciano y sus seguidores más leales, que habían huido del asalto, fueron regresados bajo la guardia de la Ceniza.
Kael y yo pasamos las siguientes veinticuatro horas en un estado de vigilancia constante. No había tiempo para el descanso. El Fuego Blanco ardía con una intensidad sostenida, una luz constante que mantenía a raya la sombra de la división que Scylla había despertado.
La unificación de nuestros cuerpos durante la batalla, aunque desesperada, había ten







