156. El licor (TF)
Edán regresó a la mansión Whitmore, donde vivía a costa de Eleanor. Solo recordaba esa escena asquerosa del beso de Herseis con ese jovencito. Él era más hombre que ese niño.
Eleanor le hablaba a Edán, sin percatarse de que no lo escuchaba, ya que también estaba sumergido en sus propios planes para humillar a Herseis. Después de su discusión, les demostraría a todas que su esposo Edán era el mejor de todos y no ese horrendo viejo asqueroso con el que se estaba acostando y del que era amante.
—El próximo fin de semana le diré a las chicas que llamemos a nuestros maridos, para ver qué tanto nos aman y están pendientes de nosotras —dijo Eleanor, explicando su idea—. Yo te llamaré y me vas a contestar, hasta programaré la alarma. Solo debes contestar y ser meloso conmigo. Compraré unos regalos y tú debes decir que les va a llevar un obsequio a cada una. Así, yo quedaré como la más amada de las esposas. Debes estar pendiente aquí en la mansión. La camioneta estará lista.
Edán ni siquiera e