Nicola
La lluvia golpeaba mi rostro, pero no me importaba.
Ni siquiera sentía el agua que empapaba mi ropa, pegándola a mi piel.
Mi mente estaba en un solo lugar, en un solo pensamiento: Valentina.
Todo lo demás era ruido de fondo.
El dolor en mis manos, la sangre seca en mis nudillos, los cuerpos que habíamos dejado atrás… nada de eso significaba nada.
Ella lo era todo, y cada segundo que pasaba sin encontrarla era una agonía que me carcomía por dentro.
Avancé hacia la última puerta del escondite de la Camorra, con Lorenzo y Shadow siguiéndome de cerca. Pero ellos no hablaban. Sabían que no había espacio para distracciones. Sabían que yo estaba al borde del colapso, o peor, algo que ni ellos podrían controlar.
Dos hombres custodiaban la entrada, fumando con una tranquilidad que me enfermó. No pensé, no dudé. Levanté mi pistola y disparé, directo a sus cabezas. No esperé a que cayeran.
Ni siquiera me detuve a ver cómo sus cuerpos golpeaban el suelo. Mi respiración era pesada, mis paso