— ¡Detengan el Consejo! ¡El Alfa Leonard está teniendo un ataque al corazón! — Alguien irrumpió en la sala para dar la mala noticia — ¡Detengan la reunión!
— ¿Qué?
— ¿Cómo?
Adentro el bullicio y las miradas de interrogación inundaron la estancia junto a los gritos de los más cercanos a Leo.
— ¡La sesión entre en receso! — El Líder del Alto Consejo dictaminó poniéndose de pie de un salto.
Robert continuaba en su lugar disfrutando del espectáculo mientras las comisuras de sus labios se elevaban en un ángulo burlón, y su teléfono volvía a sonar.
—Señor, soy yo — Su espía dijo desde el otro lado.
— ¡Habla!
— Estoy en el hospital de Seattle, he seguido al empresario como usted me ordenó, la mujer es su empleada…
— ¿Y? ¿Tienes algo importante que decir, o solo me harás perder el tiempo? — El Alfa bufó.
— Tengo unas imágenes del empresario con la mujer, parece que son muy cercanos, él vino hasta aquí corriendo para acompañarla porque su hijo está muy enfermo — Rob continuaba escuchando muy at