Las horas que siguieron a la partida de Leo hacia el quirófano se estiraron, volviéndose interminables para Sienna. Se sentó en la sala de espera con el frío del aire acondicionado calándole los huesos, pero era un frío que venía de adentro, de la ansiedad que la carcomía.
Chris se había quedado a su lado, con su presencia silenciosa pero firme, y su mano a menudo sobre la suya, ofreciéndole un consuelo que apenas lograba traspasar el muro de su tormento pues las noticias llegaban a cuentagotas, cada una con un impacto brutal.
Una enfermera se asomó por la puerta y buscó a Sienna con la mirada.
— Señorita Greene, le informo que la extracción de médula ósea del señor Evans ha concluido exitosamente. Fue un procedimiento sin complicaciones mayores. Ya lo están preparando para trasladarlo a recuperación en breve.
Sienna asintió, con una sensación de profundo alivio por Leonard, pero el verdadero desafío apenas comenzaba. Chris apretó su mano, con un suspiro de alivio compartido.
— Una pa