La pregunta de Miara quedó flotando en el aire, como una invitación provocadora que Gael no se esperaba. Al menos, no tan pronto.
El hombre había estado deseando ese momento, pero pensaba que le tomaría más tiempo, sobre todo, porque seducir a una Luna, era un tema virtualmente imposible por aquello de que una Luna jamás puede traicionar a su pareja, a su Alfa.
Pero a Gael le gustaba Miara. Le gustó desde que la vio, y no solo físicamente, que era algo que ningún hombre podría rechazar, sino en su forma de ser. Atrevida, lanzada, orgullosa, calculadora y… peligrosa…
Pero ese peligro lo excitaba. No podría excitarse más con otro tipo de mujer, oler el peligro y navegar era lo que lo hacía sentirse vivo, él había nacido para eso, para vivir al borde, y si era con una mujer hermosa y bien dispuesta mucho más.
Se relamió los lab