— ¡No! nada de esto debió pasar. Nosotros… no podemos estar juntos… — Soltó de pronto lista para irse, pero él ya estaba de nuevo frente a ella a escasos centímetros de su cuerpo.
Leo la miró a los ojos, su rostro era una mezcla de confusión y dolor, si él no era el padre de Ethan y tampoco era quien había abusado de ella, entonces ¿Quién era? ¿Y por qué ella lo odiaba tanto, porqué le temía? hasta el punto de rechazarlo a pesar de que era claro que se quemaba por él.
— ¡Todo esto fue un gran error!
— ¿Un error? ¿De qué hablas, Sienna? Lo que siento por ti, lo que siento por Ethan… no es un error. Es real. Tan real como el aire que respiro — Él aseguró
Sienna negó con la cabeza, las lágrimas rodaban libres por sus mejillas.
— No, Leo. No puedes saber lo que es real. Tú… tú no sabes la verdad. Y yo no puedo decírtela.
Cuando Sienna se disponía a marcharse, Leo la tomó del brazo. Su toque era firme, pero gentil.
— Por favor, no… Sienna. No te vayas. No sin que me dejes decirte todo lo q