La loba levantó las cejas ante el súbito corte en la inspiración de su marido, pero antes de que pudiera decir o reclamar de cualquier forma, algo ocurrió: una voz se dejó escuchar por toda la estancia.
Le han traído
Nikte se sorprendió por lo que escuchó y dio un paso atrás buscando el origen de esa voz, pero no encontró nada.
—¿Tú también la escuchaste? —preguntó de pronto Balam, mirándola.
Nikte le regresó la mirada a su marido y lo único que pudo hacer fue asentir. En respuesta, Balam rió un poco y confesó:
—Me alegro, pensé que me estaba volviendo loco…
Pero al parecer, la voz tenía más prisa que ellos mismos por salvar a Salomé:
El objeto que puede salvarle se encuentra bajando por ese camino