29: Una promesa que no se cumplirá

Claus miraba con cierta decepción en su rostro el cuerpo inerte de Salomé que sostenía por el cuello de la blusa de esta, cuando escuchó los pasos de Kaia y Egan entrar al recinto. Giró la vista hacia ellos y al verlos, sus cejas se levantaron por la sorpresa. Arrojó el cuerpo de la loba hacia un rincón de la habitación como si fuera un montón de basura y preguntó calmado pero con cierto tono amenazante en su voz:

—Kimaris, ¿en dónde está?

El lobo y la vampiro ignoraron la pregunta y fueron corriendo hacia donde el cuerpo de su compañera había caído, se arrodillaron al lado de esta para revisarla. Se le veía en un terrible estado, con un hilo de sangre bajando por su frente y otro saliendo de su labio hinchado.

—¿Cómo está? —preguntó Egan al ver que Kaia comenzaba a revisar a Salomé.

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