Capítulo 126. Es solo un cliente más
Blas no tiene más opción que obedecer la orden de Bella. Detiene el auto cuando ella se lo indica. Bella baja sin mirar atrás. Apenas toca el suelo, le hace una seña rápida a un taxi que está estacionado en la esquina. El conductor asiente y, sin perder tiempo, ella se sube. Por fortuna, están cerca de su casa.
Dentro del coche, Benedict permanece inmóvil, con la frustración latiendo en sus sienes como un tambor violento. Su mandíbula está tensa y los puños cerrados con fuerza. Es capaz de matar a cualquiera que se cruce en su camino en ese instante. Inspira hondo y busca un poco de equilibrio mientras la observa alejándose.
—¿Jefe...? —pregunta Blas, dudoso, sin saber si es buen momento para hablar—. ¿Quiere ir a la mansión ahora?
Abre el compartimento trasero y, al verlo atado con su propia corbata al tubo del asiento, se le escapan los ojos de las órbitas. Se apresura a bajar del auto y abre la puerta trasera con torpeza. No pierde un segundo: desata al jefe de inmediato.
—¿Se encu