—Sé que estás feliz con nosotros, pero sería muy bueno si te casas y formas una familia también —dice Bella luego de un breve silencio, mientras ambas disfrutan del cálido ambiente del spa—. No puedes dedicarte toda la vida a los mellizos y no tener pareja. Eso no es bueno para tu salud. Eres joven y hermosa, Megan. Tienes derecho a más.
Megan la observa desde la camilla, sin molestarse por la sugerencia. Suspira con calma.
—No me importa ser soltera —responde con sinceridad, sin filtros—. Ya no me atrae tanto el matrimonio como antes. Soy feliz así.
Bella niega suavemente con la cabeza, aún con una expresión maternal en el rostro.
—No eres totalmente feliz. Y no quie