Sebastián
La caída de Mario Durán fue rápida y discreta. Gracias a la información precisa de Lina, mi equipo legal y de seguridad pudo presentar las pruebas suficientes para que fuera arrestado por violar los términos de su libertad condicional y por los antiguos cargos de espionaje industrial, reactivados con la evidencia de la patente B5. La amenaza física se había neutralizado.
El acuerdo con Lina Durán fue complejo, pero definitivo. Belmonte Corp. retuvo la patente B5, asegurando su estabilidad y evitando la ruina. A cambio, Lina obtuvo un porcentaje sustancial y la tranquilidad de saber que su hija y nieta estaban a salvo de Mario.
Una semana después, el silencio en la mansión Belmonte ya no era de tensión, sino de una paz cautelosa. Doña Elena estaba en Italia, desterrada, y Julián se recuperaba en el hospital, derrotado y bajo la atenta mirada de la justicia, que investigaba su implicación en el ataque del búnker.
Me senté en la cama, observando a Aitana, que estaba peinando a