Mientras tanto, en la prisión de magia antigua, Amadeo sostenía a Lucía entre sus brazos. El círculo de huesos brillaba con una luz oscura, sellando cada paso que intentaban dar.
—Debemos encontrar una forma de romper esto —dijo Amadeo, su voz firme a pesar del cansancio.
Lucía alzó la mirada, sus ojos ahora más claros, la oscuridad se estaba marchando.
—Lo que más me aterra es que me sentía bien con ese poder, sentía que podía aceptarme sin pedir nada a cambio.
—La oscuridad te tienta, te enseña lo que deseas ser, aprovecha las grietas de tu alma para colarse— Respondió Amadeo—. Creeme, yo estuve ahi y la oscuridad es engañosa—. Suspiro Intensamente. — Solo te hace pensar que la controlas pero es ella quien te controla a ti.
Elena y Darek avanzaban por el sendero, sintiendo cómo la magia del lugar reaccionaba a su paso. El vínculo que los unía ahora parecía sintonizar con esa energía que los rodeaba, vibrando con intensidad.
—¿Lo sientes? —preguntó Darek—. Como si algo estuviera de