En el claro, Elena levantaba con magia los primeros pilares del círculo de defensa. Lucía canalizaba fuego en una línea protectora. Darek y Amadeo colocaban runas en el perímetro.
—¿Sienten eso? —preguntó Lucía, con el ceño fruncido.
—Sí —respondió Elena—. Como si algo… se estuviera resquebrajando.
Seren
Seren había caminado dos noches enteras, sin descansar. Había cubierto su presencia con un conjuro que aprendió de los grimorios prohibidos, de esos que Nyara no dejaba que nadie leyera. Ya no podía confiar en ella. Algo se había roto.
El claro estaba en calma, protegido por las runas de Luc&ia