Al llegar a casa, Irina lavó su cuerpo y junto con su esposo fue a visitar a los niños, se podía notar en ella que estaba bastante nerviosa, la preocupación que había en ella era demasiada, Andrei había logrado causar que cada vez que ella lo recordara su cuerpo temblara del miedo.
Dmitriy decidió darle espacio para que estuviera con los niños, luego de unos cuantos minutos Irina regresó con Dmitriy, estiró los brazos y lo tomó del saco, levantó el rostro conectando la mirada con la suya; él inclinó la cabeza y la besó.
—Estás a salvo, deja que yo me encargue de tus preocupaciones; estoy en deuda con tu hermano por lo que ha hecho, si te hubiese perdido sería mi fin —una delgada lágrima rodó por la mejilla de Irina.
—La única forma en que puedes pagar la deuda con mi hermano es acabando para siempre con Andrei, sonará mal, pero te pido que por favor acabes con la vida de ese desgraciado, si me amas y amas a tus hijos no vaciles cuando lo tengas frente a ti.
»Ese hombre es un monstru