—Papá —lo llamó Zair entrando a la sala de juntas—. Quiero irme a mi casa.
—Te irás a la mía. —Se colocó de pie—. Tu madre ya no está en donde vivían antes y tus cosas fueron llevadas a mi casa aquí en la ciudad.
—Bien, gracias. —Se adentró más—. Mamá me dijo que tú tenías cámaras en todos lados. ¿Nunca escuchaste cuando te llamaba papá?
—No, nunca revisé esas grabaciones —manifestó—. No las encontré relevantes en su momento.
—Tienes que prestar más atención lo que tienes aquí. —Pasó las yemas de sus dedos por el material de la mesa—. Mamá me dijo que tú le pagaste la universidad para que estudiara porque a ti también te gusta lo mismo.
—Sí, fue de esa manera. —O