Zair tuvo que robarle el celular a ese pequeño demonio mientras dormía. Sabía que en donde se encontraba Anya era temprano en la mañana, por lo que podía estar hablando con ella sin inconveniente debido a su problema para dormir.
—¿Por qué tienes el celular de mi hijo? —preguntó Anya—. ¿Qué quieres?
—Hablar contigo —respondió Zair de forma sincera—. Por favor, regresa conmigo.
—No voy a regresar. Regresar contigo es mucho para mí y quiero estar sola. Jugó con su cabello—. Tu familia me hizo mucho daño.
—Y yo me vengué por ti. —Se mostró enojado—. Todos están pagando con su vida todo el daño que te hicieron. Me encargué de eso. Ya regresa. Te necesito conmigo.
—Lo que necesitas es dejarme en paz. —Eso fue como un puñal para él—. No pienso regresar a esa ciudad para que todos los malos recuerdos regresen. Tú ya tienes una vida, y lo más seguro es que tengas otro harén.
—¿Crees que voy a tener eso con mi hijo aquí en casa?
—Contigo todo es posible —mencionó la humana—. Querías tenerme c