Zair apretó los puños en el volante. Fue a la casa de una de sus antiguas amigas brujas blancas, y ella lo ayudó a recuperar sus recuerdos. Se sentía el hombre más asqueroso del mundo al hacerle tanto daño a su pequeña humana, que, por su culpa, pasó los últimos diez años sufriendo. Lo peor de todo era que el niño que alejó de su madre era su hijo, ya que quería tenerla más cerca de él, y todo lo que consiguió fue que su odio y desprecio se hiciera más fuertes. Se había llevado consigo el celular de Anya, puesto que la pobre humana lo único que se llevó de la empresa fue su auto. Sabría Dios en dónde se encontraba en esos momentos. Recordó el collar que le iba a dar a Anya para decirle que era su alma gemela, ese collar que solo se le podía dar a la mujer más especial de todos. Pero no, lo jodió a lo gra