Capítulo 8

No se volvió a tocar ese tema de nuevo. Ella condujo hacia el restaurante favorito de su hijo y comieron en familia, como siempre. Mientras lo veía comer, se preguntó las razones por las cuales su pequeño saltamontes no tenía amigos con los que confiar. Ya después investigaría más a fondo todo lo relacionado con eso. Por el momento, iba a disfrutar de ese pequeño instante con él. Una vez que su hijo estuvo lleno, lo llevó hacia la casa. Por su parte, se quedó un momento mirando por la ventana para ver si no se volvía loca debido a que creyó que había visto un auto siguiéndola desde que salió de la escuela con su hijo. Por unos segundos pensó que podían ser los enemigos de Zair, pero ninguno sabía todavía que ellos se habían encontrado después de diez años.

—Mamá —Zaid llegó a su lado en la ventana—, ¿qué estás haciendo?

—Solo miraba. Pensé que alguien nos estaba siguiendo desde hace rato. Nada de qué preocuparse, cariño. —Le sonrió a medias—. ¿Por qué no has hecho tu tarea aún?

—Porqu
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