Capítulo 8. Las cosas cambian con demasiada rapidez

―Dante me contó de tu enfermedad, Anna, y que debías tener muchos cuidados, por lo que tú y Marianna se irán a vivir con nosotros hasta que te cases con mi hijo ―ordenó Pía.

Anna miró a Marcos esperando que él refutara a su madre, más él se limitó a encogerse de hombros.

―Son tres, mamma, su prima Rosa va en el paquete, si te las llevas a ella también deberás acoger a la minions .

―No somos un paquete, Marcos, si te molestamos nos podemos ir a casa ―reclamó Anna aunque cualquier excusa le parecía válida para marcharse ―. Y no llames a Rosa, minions.

―No me molestan para nada, deja de gruñirme Anna, solo le explicaba a mamma que si las quieres a ustedes, también deberá acoger a Rosa, Marianna me dejó muy claro que no dejaría a su tía sola. Y la llamo minions porque es pequeña, gruñona y amarilla, aunque pensándolo bien tú también encajas en esa descripción.

Anna le lanzó puñales con los ojos y Marco sonrió dentro de sí, Anna era tan fácil de molestar.

―Entonces, Rosa se irá con nosotr
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