BLAIRHabía un olor metálico mezclado con el de la carne quemada, combinación que por alguna razón me pareció nauseabunda. En el fondo de mi mente titilaba una campana desconocida, y los sonidos del viento y de la madera al romperse lo llenaron todo. Me sentía mareada, como si algo me hubiera sacado de mi centro y, de repente, solo abrí los ojos de par en par y me senté, dando una bocanada de aire que me hizo jadear, y que asustó a todos los que estaban alrededor, menos a él.—Oye, ¿estás bien?Los ojos preocupados de Dominik me estudiaron de arriba abajo, pero la confusión me llenó.Ya no me encontraba en la oficina, sino recostada en una cama un poco dura en algo que me pareció la enfermería.—¿Qué pasó? Yo… en la caja, la rata… —Empecé a estremecerme de repente, pero Dominik tomó mis manos y negó con la cabeza.—No pienses en eso, ¿sí? Aléjalo de tu mente todo lo que puedas.Lo vi y asentí, y oí carraspear a otra persona, que se acercó y pidió espacio. En el lugar, además de Domin
BLAIRMe quedé de piedra al ver a la chica que se apareció de la nada. Era una rubia que usaba tacones altos, delgada y vestía con elegancia, con un bolso en la mano más caro que mi salario de todo un año.—¡Domi, cuánto tiempo sin verte!Aquel llamado me hizo fruncir un poco el ceño, y me vi separada de quien se suponía era mi pareja en un instante.—Nicole, ¿qué haces aquí? —fue lo primero que dijo el pelirrojo antes de poner distancia entre ellos.Él parecía desconcertado, y solo entonces me di cuenta de que estaban hablando en inglés.—¡Vine a la boda real, por supuesto! Mi padre fue invitado, y como mamá está quebrantada de salud, lo suficiente para no poder venir, él sugirió que yo lo acompañara.—Ya veo…Me fijé en Andrew y en Hannah. El primero parecía sospechar de algo, y la segunda se veía tan sorprendida como yo.—¿También vienes a la boda? —inquirió la recién llegada y volvió a pegarse a él como un chicle—. ¿Qué tal si comemos algo?Vi a Dominik fruncir el ceño y supe que
BLAIRDominik era un estúpido desgraciado malnacido hijo de su frutísima madre. ¡¿Cómo se le ocurría hacerme eso?!Esa mañana me desperté con dolor por todas partes porque el niño bonito decidió que sería buena idea hacerlo hasta que quedó satisfecho y… sí, también me satisfizo, ¡pero ese no era el punto, joder! ¡Que no quería tener nada que ver con él ahora!Sin embargo, esa mañana había que ir a la iglesia para el ensayo, el primero de muchos.Cameron y Gianna ofrecieron que Ray formara parte del cuerpo de los pajes, él acompañaría a los que llevarían la cola del vestido de Gianna. Ahí encontré a otras personas que no conocía.—Estos son Blake Maier y Ryan Daft, y su hijo Colin —presentó Dominik a un pelirrojo, un rubio y un pelirrojo más pequeño, como de cinco o seis años, respectivamente.«Su hijo». Con eso lo entendí todo.—Un placer conocerlos, soy Blair Acy-Rymer, la novia de Dominik.Blake, de mirar verdoso y muy pelirrojo, me examinó con curiosidad y luego a Dominik, y sonrió
BLAIRConfiar en un desconocido era complicado, pero mentiría si dijera que eso era lo único que ocupaba mi mente.Los niños se despertaron y me puse a jugar con ellos. Eran chicos muy entretenidos y curiosos que no temieron preguntar si sería la esposa de su «tío Dom», a lo que tuve que dar algunas evasivas.Dominik llegó a eso de las seis, se veía normal, y cenamos con calma. Tras la cena jugué un rato con Ray y sus «amiguitos», pero al ver de nuevo el ambiente sentí una pesadez enorme en el pecho que no supe cómo identificar.¿Eran sus risas?Tuve que levantarme de la alfombra y me encogí un poco en mí misma.—Blair, ¿te sientes bien? No tienes muy buena cara —murmuró Hannah con gesto preocupado.Eso atrajo la atención de los demás, que me miraron curiosos. Probablemente todos menos Dominik sabían que no me encontraba bien desde la tarde.Negué con la cabeza.—No, no… estoy bien, no te preocupes. —Le di mi mejor sonrisa, aunque estuviera un tanto apagada—. Solo me dio un poco de ma
BLAIREnvuelta en la bruma de mis sueños sentí sus caricias, y por un momento deseé que fuera real, porque me parecía perfecto.Medio despierta, las caricias a mi costado eran suaves, afables y llenas de un cariño que cualquiera pensaría no podía ser fingido. Quizá él sí sentía algo por mí, aunque no de la misma manera que yo lo hacía.¿Cómo me sentía hacia él?Tras removerme esa mañana me recibió su sonrisa, su tacto suave, sus besos relajados, sus caricias por todo mi cuerpo, sus preguntas de si me sentía bien, si estaba mejor, su promesa de ir a comer más tarde los dos solos, de tener una cita porque los novios tienen citas, de salir con Ray porque quería hacer turismo con el niño.De no saber que lo nuestro era solo un negocio me la habría creído.Una parte mía quería creérsela, porque eso significaría el cariño que se me había negado hasta ahora.El itinerario de la mañana sugería que los novios, sus padrinos y las parejas de estos debían asistir a una clase de baile para definir
BLAIRLa rara combinación entre un restaurante familiar y la elegancia era extraña, pero aquí estábamos. Dominik le pidió su auto prestado a Cameron, y bajamos a la ciudad para cenar con los Engel.Íbamos los tres solos en el auto, pues Andrew y Hannah estaban llenos con su familia, un poco más adelante, y sentía que me sudaban las manos.Él había dicho que su padre era un tipo duro… ¿y si yo no le gustaba? Debía fingir que éramos pareja, que todo iba bien entre nosotros. Esta era mi prueba final, lo que determinaría que el abuelo obtuviera los negocios que quería, y tenía miedo.Apreté los labios y oí un respingo.—Tranquila. Les vas a caer bien. Solo tienes que ser tú misma, no necesitas fingir.Ray dijo algo sobre dibujar una letra en su mano para relajarse y resoplé. Los dos hombres en el auto iban muy tranquilos. Yo era la única loca.Dominik aparcó, y salimos del auto con Ray de la mano, todos con atuendos semiformales.—Hoy es tu gran debut, Blair. Tranquila, todo saldrá bien.
BLAIR—¿Qué tal? ¿Te gusté? ¿Te enamoraste de mí tras escuchar mi hermosa y melodiosa voz?Al terminar los aplausos, Dominik se levantó del piano y salimos entre nuevos vítores del restaurante, fue entonces cuando se acercó a mí y me soltó aquello.Arrugué la cara por sus palabras.—¿Eh? ¿Es que te crees John Legend o algo así? Que sepas que no le llegas ni a los talones. —Tiré la vista a otro lado.Él me agarró enseguida de la cintura, lo que me sorprendió porque estábamos todos ahí, y encontré su mirar pícaro y oscurecido sobre mí en un segundo.—No necesito ser John Legend para volverte loca, Isi. Me basta con un besito por aquí, una mordidita por allá y…—¡Aaaah, haré como que no te estoy escuchando! —espeté y me salí de su abrazo al segundo para agarrar la mano de Ray—. Vamos, Ray, vamos al auto. Tu tío Dominik enloqueció y necesitamos protegernos.Ray parecía divertido, y la audible risa de Dominik me dijo que le había dado justo lo que buscaba. En ese instante vi a los demás, q
BLAIR¡No se alejó! ¡Maldita sea, maldita seaa!Apreté los labios, me di media vuelta, me saqué las sandalias y salí de ahí. La cabeza me zumbaba y me daba bailaba, en parte por culpa del alcohol, en parte porque estaba tan furiosa que no podía conmigo misma, pero fui directo al cuarto, ignorando a las personas del servicio que trabajaban en el turno de la noche por la fiesta.El día más feliz en la vida de unos podía ser un desastre para otros.¡Esa zorra desgraciada!Apreté los labios y luego solté un fuerte resoplido. Me metí al cuarto, me quité el vestido y sentí ganas de vomitar, pero fui al baño y no me salió nada. Me metí a la ducha, y nada más caerme el agua tibia sentí que mi mundo se iba a la mierda.Apreté los labios, pero fue imposible. Un tremendo sollozo se me escapó de la garganta, y para cuando me di cuenta estaba llorando. ¿Por qué lloraba por ese estúpido o por la idiota de Nicole? No debía, ¿verdad? No estaba bien, no era sano, no era realista.Pero ahí me hallaba y