BLAIRRaymond era una hermosura de niño. Tras llegar a casa, se quedó conmigo e hizo de todo para hacerme sentir cómoda, e incluso dijo que me cuidaría esa noche, pero se quedó dormido como media hora más tarde, aunque fue muy tierno verlo cabecear y luchar por quedarse despierto.Era tan lindo verlo dormir que incluso me olvidé un poco del dolor de mi pierna.Pero no pude pegar ojo en toda la noche. ¡Esa estúpida de Helen me las pagaría! ¿Cómo se le ocurría tratar de matarme?A la mañana, a eso de las seis y media, me encontré con haber dormido apenas como cinco minutos, y con Ray pegado a mí como si yo fuera su osito favorito, dormido como un tronco. Era domingo, así que no hacía falta prepararse para la escuela.Escuché unos pasos fuertes por el pasillo y pensé que era el abuelo, y llamaron a mi puerta.—Adelante —murmuré.Al abrirse la puerta, se filtró la luz y fruncí el ceño. La silueta que vislumbré no era de mi abuelo, sino de…—¿Dominik? ¿qué haces aquí?Él pareció darse cuen
BLAIR¿Y qué demonios le pasaba a este hombre?No dejaba de preguntarme eso cada que lo veía. Dominik iba a mi casa temprano en la mañana y tras salir del trabajo.Por las mañanas ayudaba a Ray a alistarse para ir a la escuela, cosa que yo solía hacer a diario, y luego me asistía para lavarme y vestirme, e incluso tendía la cama y me ayudaba a bajar las escaleras. Se comportaba como todo un novio perfecto y eso me molestaba. Desde que dijo que solo era por ganar puntos con el abuelo, me fastidiaba.¿Por qué? No sé. Teníamos una relación basada en el interés, ¿por qué me molestaba que él pensara solo en eso?Esa noche de jueves, después de la cena y de que acomodáramos todo, es decir, él acomodar y yo ver, decidí ir abajo.—¿Segura que quieres bajar con tu brazo lastimado?Me había lastimado el brazo más temprano al intentar caminar un poco, incluso tenía un feo raspón.—Estoy cansada de estar en prisión, señor Engel. Soy un ave que necesita estirar sus alas y volar un poco para sentir
KRISTENComo todas las mañanas desde que la idiota de la jirafa se cayó de la montaña, Dominik aparecía por la casa casi como si tuviera un cronómetro, aunque al ser sábado venía un poco más tarde de lo normal.Sabiendo que vendría, me levanté temprano y me arreglé, pero él apenas me hizo caso y fue directo a hacer sus tareas. Blair estaba dormida, eso dijo el insufrible de Raymond cuando salió tallándose los ojos, pero él saldría con papá a su estúpido viaje de hombres del fin de semana.Suspiré con aburrimiento al verlos entrar al cuarto del pequeño, y él le preguntó si iría con ellos con una ilusión que casi me hizo vomitar.Me daba hasta asco la forma en la que lo llamaba. ¿Por qué parecía que todo se había arreglado alrededor de Blair en un segundo? ¡Blair tenía a papá comiendo de su mano, la muy desgraciada!—No. Tengo que cuidar de la tía Blair y su pie herido mientras tú no estás, ¿entiendes?El nene asintió repetidas veces con la cabeza y le dijo que cuidara bien de su «tía B
BLAIRPoco más de dos semanas y por fin era libre… más o menos.Después de que me quitaran el yeso el viernes anterior, y un fin de semana tratando de caminar lo justo y necesario, se hizo lunes y decidí volver al trabajo, aunque aún tendría que mantener el pie en alto y no usar tacones, así que me armé de mis tenis suavecitos y un banquito plegable de los bajitos, sí, lo llevaba, y bajé las escaleras.Como esperaba, abajo estaban Dominik y un curioso Ray que parecía muy alegre de que su tía por fin pudiera volver al trabajo.Él canturreaba, feliz de que partiríamos, mientras caminaba hasta el auto de Dominik, quien se había tomado la responsabilidad de llevarlo casi todos los días a la escuela cuando se iba a la empresa.Por lo general yo lo llevaba con algún chofer antes de ir a mi trabajo.De pronto, el pequeño exclamó algo en alemán desde el asiento trasero apenas arrancar el auto, algo que por supuesto yo no entendí, y fruncí el ceño.—¿Qué estás diciendo?—Dice que estás sana.—
BLAIRHabía un olor metálico mezclado con el de la carne quemada, combinación que por alguna razón me pareció nauseabunda. En el fondo de mi mente titilaba una campana desconocida, y los sonidos del viento y de la madera al romperse lo llenaron todo. Me sentía mareada, como si algo me hubiera sacado de mi centro y, de repente, solo abrí los ojos de par en par y me senté, dando una bocanada de aire que me hizo jadear, y que asustó a todos los que estaban alrededor, menos a él.—Oye, ¿estás bien?Los ojos preocupados de Dominik me estudiaron de arriba abajo, pero la confusión me llenó.Ya no me encontraba en la oficina, sino recostada en una cama un poco dura en algo que me pareció la enfermería.—¿Qué pasó? Yo… en la caja, la rata… —Empecé a estremecerme de repente, pero Dominik tomó mis manos y negó con la cabeza.—No pienses en eso, ¿sí? Aléjalo de tu mente todo lo que puedas.Lo vi y asentí, y oí carraspear a otra persona, que se acercó y pidió espacio. En el lugar, además de Domin
BLAIRMe quedé de piedra al ver a la chica que se apareció de la nada. Era una rubia que usaba tacones altos, delgada y vestía con elegancia, con un bolso en la mano más caro que mi salario de todo un año.—¡Domi, cuánto tiempo sin verte!Aquel llamado me hizo fruncir un poco el ceño, y me vi separada de quien se suponía era mi pareja en un instante.—Nicole, ¿qué haces aquí? —fue lo primero que dijo el pelirrojo antes de poner distancia entre ellos.Él parecía desconcertado, y solo entonces me di cuenta de que estaban hablando en inglés.—¡Vine a la boda real, por supuesto! Mi padre fue invitado, y como mamá está quebrantada de salud, lo suficiente para no poder venir, él sugirió que yo lo acompañara.—Ya veo…Me fijé en Andrew y en Hannah. El primero parecía sospechar de algo, y la segunda se veía tan sorprendida como yo.—¿También vienes a la boda? —inquirió la recién llegada y volvió a pegarse a él como un chicle—. ¿Qué tal si comemos algo?Vi a Dominik fruncir el ceño y supe que
BLAIRDominik era un estúpido desgraciado malnacido hijo de su frutísima madre. ¡¿Cómo se le ocurría hacerme eso?!Esa mañana me desperté con dolor por todas partes porque el niño bonito decidió que sería buena idea hacerlo hasta que quedó satisfecho y… sí, también me satisfizo, ¡pero ese no era el punto, joder! ¡Que no quería tener nada que ver con él ahora!Sin embargo, esa mañana había que ir a la iglesia para el ensayo, el primero de muchos.Cameron y Gianna ofrecieron que Ray formara parte del cuerpo de los pajes, él acompañaría a los que llevarían la cola del vestido de Gianna. Ahí encontré a otras personas que no conocía.—Estos son Blake Maier y Ryan Daft, y su hijo Colin —presentó Dominik a un pelirrojo, un rubio y un pelirrojo más pequeño, como de cinco o seis años, respectivamente.«Su hijo». Con eso lo entendí todo.—Un placer conocerlos, soy Blair Acy-Rymer, la novia de Dominik.Blake, de mirar verdoso y muy pelirrojo, me examinó con curiosidad y luego a Dominik, y sonrió
BLAIRConfiar en un desconocido era complicado, pero mentiría si dijera que eso era lo único que ocupaba mi mente.Los niños se despertaron y me puse a jugar con ellos. Eran chicos muy entretenidos y curiosos que no temieron preguntar si sería la esposa de su «tío Dom», a lo que tuve que dar algunas evasivas.Dominik llegó a eso de las seis, se veía normal, y cenamos con calma. Tras la cena jugué un rato con Ray y sus «amiguitos», pero al ver de nuevo el ambiente sentí una pesadez enorme en el pecho que no supe cómo identificar.¿Eran sus risas?Tuve que levantarme de la alfombra y me encogí un poco en mí misma.—Blair, ¿te sientes bien? No tienes muy buena cara —murmuró Hannah con gesto preocupado.Eso atrajo la atención de los demás, que me miraron curiosos. Probablemente todos menos Dominik sabían que no me encontraba bien desde la tarde.Negué con la cabeza.—No, no… estoy bien, no te preocupes. —Le di mi mejor sonrisa, aunque estuviera un tanto apagada—. Solo me dio un poco de ma