BLAIR
Dominik y yo tendríamos una cita. Esto era en parte porque las parejas normales tenían citas, en parte porque me apetecía hacer algo divertido los fines de semana, así que busqué un sitio en internet, se lo mostré y, tras su aceptación, todo estaba listo.
Esa mañana me levanté tranquila, pero por alguna razón sentí cierta ansiedad al ver que la hora del encuentro se acercaba. A pesar de que iríamos a hacer un poco de ejercicio, me puse un suéter crop top porque, en primera, me quedaba genial y resaltaba mi abdomen y altura, mi figura en general y, en segunda, sabía que Celia o Kristen estaban por ahí y quería molestarlas.
Sí, tenía veintisiete, pero en mi interior ardía el espíritu de molestar a los molestables.
Me arreglé el pelo y guardé algunas cosas de aseo personal en mi bolso junto a un pijama y ropa interior limpia porque sabía que me quedaría con Dominik esa noche, y me dirigí escaleras abajo. Sabía que él ya había llegado, y no me extrañó verlo siendo abordado por Krist