6. Promesa de venganza.
6 Promesa de venganza.
Cuando intenté salir corriendo, él me sujetó con fuerza por el brazo de nuevo, con un tono repentinamente suave, casi... ¿Suplicante?
— Espera… déjame explicarte… Isabel.
— ¡No me importa! — le grité — . ¡Ya no me importa! Santiago. Quédate con ella, hazla tu esposa, ¡pero a mí déjame ir!
Su expresión se volvió fría de repente, y su tono se volvió gélido.
— No. No te voy a dejar ir, porque tú eres mi esposa, ¡TÚ ERES MÍA!
— ¡Yo no soy propiedad de nadie! — Lo empujé y me enfurecí — . Te prometo, Santiago, que vas a pagar por lo que hiciste, por haber destruido mi vida como mujer y como científica. Nunca voy a olvidar lo que me hiciste, y cuando regrese vas a desear no haber nacido, ¿entendiste? La próxima vez que vuelvas a verme es porque vas a perderlo todo, porque yo te lo voy a quitar todo, así como tú me lo estás quitando ahora.
Y dicho aquello, salí corriendo de la casa, cerrando la puerta con fuerza.
Me subí en mi auto y desaparecí