Cap. 88: A ti no te va a salvar nadie.
La mañana transcurría con relativa calma. En la cocina del apartamento, el aroma del pan tostado se mezclaba con las risas infantiles. Logan, sentado a la mesa con una manta sobre los hombros, observaba a sus hijos pelear suavemente por el último pedazo de pan con mermelada.
—Papá, dile a Sienna que no todo es de ella —protestó Ethan, haciendo un puchero dramático.
—Ethan, yo lo vi primero —replicó su hermana, abrazando el pan como si fuera un trofeo.
Dylan, imperturbable, simplemente estiró la mano y lo partió en dos.
—Solucionado.
Logan soltó una carcajada que aún le dolía en las costillas, pero no le importó. Tenerlos cerca era un analgésico más fuerte que cualquier pastilla.
Pero el momento se quebró con el timbre de la puerta.
Maddy fue la que atendió. Al abrir, se encontró con una figura impecable, altiva, con un abrigo caro y una expresión de falsa cordialidad.
—¿A quién busca? —preguntó, confundida.
—Vine a ver a mi hijo —respondió Margaret con frialdad—. Y a mis nietos.
Antes