Cap. 244: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 55: Quiere hacerla pedazos.
El silencio fue un abismo que se tragó el aliento de todos.
Aria se desplomó en el sofá, llevándose las manos a la boca para ahogar el grito que se le escapaba del alma. Su cuerpo temblaba. Las lágrimas brotaban sin control, mientras su pecho subía y bajaba con violencia.
—¡Mi hija…! —sollozó.
Axel apretó el celular con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. Quería romperlo, estrellarlo contra la pared, arrancarle los ojos a Richard con sus propias manos.
—Ese malnacido… —murmuró entre dientes.
Lucrecia se quedó inmóvil durante unos segundos. Pálida, pero con la mente ya funcionando como engranaje de reloj. Levantó la mirada hacia Logan, que ya estaba marcando un número.
—Dime que rastrearon la llamada —dijo con un hilo de voz, como si necesitara aferrarse a algo.
Logan negó con la cabeza mientras hablaba por teléfono, aunque trataba de no derrumbar la poca calma del grupo.
—No tenemos los equipos adecuados para rastrear desde aquí. Nece