Cap. 12: A veces los peores enemigos se esconden detrás de trajes caros y sonrisas amables.

El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, mezclado con el de las tostadas calientes y la mermelada de frambuesa que Nathan untaba con precisión sobre el pan. Se movía en la cocina como si llevara años haciéndolo, con el ceño ligeramente fruncido y sin camiseta, solo con el pantalón del pijama. La luz matinal entraba a través de los ventanales, bañando la estancia con un resplandor dorado.

Marie lo observaba desde la mesa, envuelta en una de sus camisas, con las piernas cruzadas y el cabello aún húmedo tras una ducha rápida. Tenía los dedos entrelazados sobre su vientre y una expresión serena… aunque no completamente tranquila.

Nathan se giró y le ofreció el plato.

—Desayuno para dos. Aunque admito que me gusta más darte de comer en la cama —bromeó con una sonrisa ladeada.

Ella sonrió apenas, tomando el plato.

—Gracias. Huele delicioso.

Él se sentó frente a ella, cruzando los brazos so