Cap. 17: Un proyecto juntos.
Logan apagó el motor del auto y se quedó inmóvil, con la vista fija en la pequeña clínica oculta entre los árboles, lejos de la ciudad. El paquete con las pastillas seguía en el asiento del copiloto, ligero como el papel, pero tan pesado como la sospecha que se había instalado en su pecho.
Nunca antes había cuestionado la enfermedad de Megan. Nunca.
Durante cinco años, había aceptado cada suspiro de fragilidad, cada mirada lánguida, cada vez que ella se llevaba una mano al pecho como si su corazón estuviera a punto de colapsar.
Hasta ahora.
Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudirse la sensación sofocante que lo envolvía. Había conducido hasta ahí casi en automático, impulsado por una duda que no había pedido, pero que ya no podía ignorar.
Bajó del auto y cruzó la puerta sin vacilar. El olor a desinfectante lo golpeó de inmediato.
La recepción era pequeña, con un aire impersonal y clínico. Un hombre de cabello gris y bata blanca levantó la vista al verlo entrar.
—¿Puedo ayuda