—Me despidió, no solo como diseñadora, sino también como modelo, Christopher. He trabajado durante años para esta empresa, ¡no puedo permitir esto! —dijo Aniela, con los puños apretados y el rostro rojo.
—Mi nuera tiene razón. No puedes dejar que esa maldita mujer haga lo que quiera. También tienes acciones en esta empresa. Tu palabra cuenta. Además, Aniela merece tu respeto —intervino Nora con altivez.
Christopher se masajeó las sienes y llevó el vaso con whisky a sus labios.
«Difusión eréctil, eso me quiso insinuar ella»
Eran las únicas palabras que pasaban por su mente mientras las dos mujeres frente a él continuaban parloteando.
—¿No piensas decir nada? ¿Vas a permitir que nos pisotee? ¿Que nos trate como trapos? Esto es el colmo —exclamó Nora, cruzándose de brazos.
—Es la socia mayoritaria de esta empresa. Además, Aniela, Alison tiene razón. Eres un completo fracaso como diseñadora y, más aún, como modelo. ¡Ya no estás capacitada para ninguno de los dos empleos! Lo mejor es