Por la mañana, Andrea me atiborró con la agenda de estos quince días, pues Anuar tuvo que adelantar varias visitas a orfanatos, hospitales y asilos. Además, su proyecto de quimioterapias para todos que estaba destinado a salir a la luz dentro de un mes, tendría que ser un día antes del juicio.
Me convertiría en una santa en solo dos semanas.
—Lo único que quiero saber es si puedo salir de esto —hice un esfuerzo para evitar que mi voz se quebrara—. Soy inocente, quiero confiar en nuestro sistema de justicia.
Ambos intercambiaron miradas y Simón con una expresión exasperada como si no pudiera creer que fuera tan ingenua, pero Verónica se mostró comprensiva.
—El sistema de justicia tiene infinidad de matices, hay muchas variables en un juicio y no puedo asegurarte qué todo vaya a salir bien —esbozó una minúscula sonrisa—. Lo que sí te puedo asegurar es que haré uso de mi experiencia e inteligencia para sacarte de este apuro. Haré lo necesario para demostrar tu inocencia.
Nadie, ni siqu