Abigail sintió mucho miedo, su corazón latió terrible.
Denver parecía perdido en su mirada, todo lo que quería era abrazarla, arrodillarse ante ella, pedir perdón y besar sus pies.
Pero, un segundo después, las mujeres se alejaron.
Denver siguió a Abby con la mirada, pero ella parecía ignorarlo.
Abby fue al baño, su cuerpo estaba débil. Estaba temblando sin control.
Johana fue detrás de ella.
—¿Abby?
—¡No puedo volver! Debo irme ahora mismo.
—¡¿Qué dices?! No puedes hacer eso, ¿Qué sucede?
—¡Ese hombre! Es… ¡Denver!
—¿Qué? Ese hombre es uno de los que no presentaron, ¿Abby?
Abigail asintió. Se sostuvo de la pared.
Johana la abrazó.
—Calma, por favor, calma. Mírame, Abby, no debes escapar, ¿Cuántas veces escaparás? No mereces ser una fugitiva, si alguien debe escapar envuelto en vergüenza y devastación es èl, tú no has hecho nada malo.
—No puedo, no creo poder verlo… —dijo Abby
Llamaron a la puerta. Era una chica del staff diciendo que ya deberían ir a la subasta.
—¿Te quedas?
«No debo