Horas después, Mandy decidió volver con Denver, y su corazón estaba realmente herido. Tomó su maleta, pidió un taxi y fue al aeropuerto. Todo lo que quería era estar cerca de Denver, que era honesto, quería estar cerca de quien no podría hacerle daño.
Sin embargo, no podía olvidar a Matt, aun sus palabras, sus caricias estaban grabadas en su mente.
***
Cuando Denver despertó, recordó a Abigail, su recuerdo aún era como un fantasma en su habitación. Podía oler su perfume, podía sentirla cerca.
Se levantó, hizo ejercicio y desayunó. Pronto debía ir con el abogado, debía tomar por fin su fortuna, la empresa y la mansión.
Nada de eso tentaba a Denver, el dinero nunca tuvo efecto sobre su corazón.
Escuchó que llamaron a la puerta, pensó en ella. ¿Y si era Abigail?
Sin embargo, al abrir la puerta, encontró a Mandy.
Ella lanzó las maletas al suelo, se arrojó a sus brazos y sollozó.
Esto preocupó al hombre.
—Mandy, ¿Qué ha pasado?
Ella negó.
—Nada, no me hagas caso, solo te extra