—Si te negaste a ser la madre sustituta de mi hijo, ¿Quién lo hará entonces? —exclamó Ashton
Clarisse sonrió.
—Ya lo verás, espera, ya va a llegar.
Escucharon el timbre de la puerta, Clarisse se apuró a abrir la puerta, antes que la empleada, entonces la joven entró, mirò a la mujer, tenía ese gesto, como un animal asustadizo.
Los ojos de Ashton la miraron con una lascivia y gran sonrisa.
—Hola, ¿y esta belleza?
Clarisse sonrió.
—Ayer dijiste que, si pagaba la cuenta de hospital de tu madre, harías lo que sea, ¿verdad?
La jovencita asintió, temblorosa.
—Bien, entonces, aquí tienes a la mujer que dará a luz al bebé que tendrás con Betty, Ashton.
El hombre sonrió con malicia.
—¿Te encargarás de Bradley?
La mujer sonrió.
—Sì, hoy mismo entraré en acción.
—Hazlo, no quiero fallas.
La mujer asintió.
***
Ciudad Santander, Mediterráneo.
Hank llegó a esa mansión, estaba ansioso, sin saber qué decir.
«¿Qué diré? Solo, hola, hijo, soy tu padre, ¡Patético! No puedo solo decir e