—¿Qué estás diciendo? —preguntó Denver desconcertado.
Matt sacó su móvil y mostró la grabación a Denver. Su madre intentó quitarle el teléfono, pero Denver, más hábil y fuerte, lo alzó y la alejó.
—¡¿Por qué nos has hecho esto, Matt?! ¡Eres un maldito traidor! —exclamó su padre—. Te hemos dado todo lo que eres.
—Sì, todo lo que soy, solo un ser oscuro y cruel, entonces hubiese preferido nada, no tener padres adoptivos y vivir en la miseria.
Los ojos de Denver se abrieron enormes al ver ese video. Mandy estaba a su lado, se miraron conmocionados.
Denver llamó a los empleados.
—¡Llamen a la policía! Y no dejen que estos hombres escapen.
Martín corrió hacia el despacho y se atrincheró ahí como un niño pequeño, mientras Flor suplicaba que abriera la puerta.
—¡Voy a matarme! —gritó Martín.
—¡Padre! —gritó Matt, asustado.
Mandy se acercò a èl.
—No creas en este chantaje, Matt, èl no va a matarse, no tiene el valor.
—¡Eres un desgraciado, Denver! —exclamó Flor mirándolo con ojos llenos de ra