POV : Carolina Langfort
Desperté con la espalda entumecida, el cuerpo frío y los ojos ardiéndome. Me había quedado dormida en el suelo, junto a la cama, con la mejilla pegada a la alfombra y el corazón aún pesado por lo ocurrido la noche anterior. Por un instante, al abrir los ojos, deseé que todo hubiera sido una pesadilla. Pero el nudo en el pecho, la sensación de encierro… eran reales. Demasiado reales.
Me incorporé lentamente, con los músculos protestando. El cuarto estaba en silencio. Me acerqué a la puerta, con el estómago encogido, temiendo que siguiera cerrada, que el encierro continuara. Pero al tocar el picaporte, lo encontré libre. Abierto.
No lo pensé. Salí de inmediato.
Mis pies descalzos se movían rápido por el pasillo. No sabía si era una trampa, si alguien me detendría, si Axel aparecería de nuevo con su mirada rota y su locura disfrazada de amor. Pero seguí, guiada solo por el impulso de llegar a ellos.
La puerta del cuarto de los niños estaba entreabierta. Me detuve