El miércoles amaneció con el cielo completamente despejado, pero no fue un presagio de nada. En la oficina, el clima era otro: presión, correos urgentes, análisis de último minuto. Danvers esperaba nuestra propuesta revisada antes del mediodía y todo el equipo estaba al límite.
Yo había llegado temprano, como siempre, con mi café en mano y la cabeza llena de cifras. Revisé una y otra vez los escenarios del modelo operativo que habíamos trabajado el día anterior. Juliette me pidió que preparara una versión con los datos comparativos entre el modelo actual y la propuesta optimizada, para incluirla en el apéndice final.
Era una tarea minuciosa, pero no especialmente compleja. Aun así, entre los ajustes de último minuto, las prisas y las revisiones de diseño, algo se me pasó: una celda vinculada mal en la tabla de impacto financiero. Un detalle minúsculo. Un pequeño error… que alteraba por completo la proyección del EBITDA en uno de los escenarios.
Lo descubrimos en medio de la presentaci