El aire entre Stella y Mike se tornó cada vez más denso, y sus cuerpos parecían comunicarse en un lenguaje que solo ellos comprendían. Sus labios se encontraban una y otra vez, mientras la pasión se desbordaba, borrando cualquier rastro de inseguridad o duda. Mike la sujetó con firmeza, sus manos recorriendo su cintura y descendiendo por sus caderas. Stella, cada vez más perdida en ese torbellino de emociones, se entregaba al momento, dejándose arrastrar por el deseo acumulado.

La cercanía, el calor y la suavidad de sus caricias encendían en ambos una llama intensa, imposible de apagar. Los suspiros se entremezclaban con los besos, y cada roce avivaba el fuego que compartían, haciendo que los recuerdos de su pasado juntos tomaran vida. En ese instante, solo existían ellos dos, envueltos en un mar de emociones que rompía cualquier barrera entre ellos.

Justo cuando el momento parecía llegar a un punto álgido, una voz firme y clara interrumpió, llenando el ambiente de un incómodo silenci