Takashi:Mi esposa es fuerte, eso es lo que mas resuena en mi cabeza desde que vi al espíritu del viento, por más que mi familia diga que solo fue un momento de delirio ante la gravedad que supuso el que mi corazón se detuviera, por solo pensar en… matar a mi hija, el solo recordarlo provoca que mi pecho aun duela, pero es que el pensar en que mi esposa pueda padecer de alguna complicación… no, debo quitar eso de mi mente, Ukara dijo que el mejor sacrificio a ofrecer es el amor, y a eso me aferro, no pidió por mi esposa o su vida, él lo dijo refiriéndose al amor en sí, y eso es lo queme mueve, luego de estar una semana en cama, al pedir ver los viejos pergaminos.— Takashi, comprendo que, al vivir un suceso tan traumático, creas que has hablado con el espíritu del viento…— Ukara, su nombre es Ukara, dilo, porque él sabe el nombre de todos nosotros. — Suh-Hee bufa a mis palabras, se que no va a ceder.— Sabes que tan antiguo son esos pergaminos, el mínimo movimiento los puede converti
Takashi había conseguido que Suh-Hee autorizara abrir el camino que llevaba al antiguo templo, el primero que se había levantado en aquellas tierras, aunque por consejo de Ren, se habían colocado vallas en cada lateral, y alrededor del templo construido en roca sólida, y decorado con Jade, eran las primeras personas que llegaban a él en muchos años, tal vez cientos.— No puedo creer que hubiera tal riqueza olvidada aquí. — dijo con asombro Richard, conocedor del valor de las rocas de Jade que allí había, piezas únicas, no solo por el valor en sí del Jade, también eran las esculturas que con ellas se habían hecho.— Son los espíritus del bosque, este es su templo, su morada. — dijo aun maravillado Suh-Hee y agradecido que el loco delirio de Takashi lo llevara a abrir aquel lugar.— Yo tenía razón. — dijo Takashi viendo la escultura de Ukara, quien tenía una bola de “aire” entre sus manos. — Yo si te vi.— Mira cuñado, este esta aun más grande que tú. — dijo Francisco apoyando su mano e
El sol se ocultaba en el horizonte cuando Takashi comenzó a organizar todo lo necesario para su estancia en el viejo templo, mientras Mia ayudaba a las manitas con la cocción de algunos alimentos, pues a primera hora partirían a lo que Takashi denomino, “mini luna de miel” algo que por supuesto puso feliz a Mia y que sin embargo a Takashi lo tenía más que nervioso, preparando con meticulosa atención, cada detalle para asegurarse de que la noche fuera cómoda y segura, en especial para su conejito.Takashi sabía que la noche sería fría, apenas estaban en otoño, pero el bosque rodeaba el templo y su humedad bajaba aún mas las temperaturas, así que eligió cuidadosamente su abrigo, un chaquetón de lana gruesa, impermeable y con forro térmico, sería su mejor aliado contra el frío, más si debía saltar la cerca de hierro en búsqueda de leña, pues en el templo existía una gran chimenea, también empacó un gorro de lana, bufanda y guantes de cuero, asegurándose de que cada artículo estuviera en
A medida que la pareja que avanzaba, el bosque se hacía más denso y el camino se estrechaba, los árboles se elevaban hacia el cielo, con sus troncos gruesos y retorcidos, y sus ramas se entrelazaban en un techo de hojas verdes, la luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un efecto de luz y sombra que parecía danzar en el suelo y a Mia se le hacía aún más mágico que la villa donde vivía. Hasta que de repente, el camino se abrió a un claro, y Mia y Takashi se encontraron ante un estanque de agua cristalina, y si había un estanque, obviamente había un puente de madera el cual crujía suavemente sobre el agua, y al otro lado, se veía un grupo de árboles más altos y antiguos que los demás. Sus troncos estaban cubiertos de musgo y líquenes, y sus ramas parecían estar cargadas de secretos.— ¿Es aquí? — preguntó Mia, con su voz apenas audible sobre el sonido del viento y Takashi asintió, su rostro serio y concentrado, porque sentía que estaba haciendo lo correcto en llevar a su
Takashi solo queria sellar sus palabras de amor con un suave beso, pero las pequeñas manos de Mia lo sujetaron del cuello, y su picara lengua encontró la de él, y Takashi comenzó a rezar, por que la sensates regresara a su muy embarazada esposa, mientras trataba sin éxito de despegar a Mia de su cuerpo, pero esta se ve que confundía su pedido silencioso y aunque sus grandes manos empujaran sutilmente a Mia lejos de él, la joven se las arreglo para bajar una de sus manos y acariciar con deseo su pene, que comenzaba a llorar ante la necesidad de hundirse en ella.“Dioses, ayúdenme.”Suplico en su mente el mayor, mientras un gemido de placer abandonaba su garganta, y de pronto una ventisca apago las lámparas que estaban a los pies de ellos, dejando solo las que estaban sobre sus cabezas encendidas y con una audacia y destreza que Takashi desconocía, Mia escalo sobre él, dejando una imagen muy erótica de su conejito.—No creo que … — su pedido de no hacerle el amor quedo en su garganta, a
Las manitas dispusieron la cama con sabanas limpias, mientras una de ellas daba la voz de alarma, aun sabiendo que los doctores no podrían ser llevados por el helicóptero de la familia, pues la tormenta que fuera se desataba haría imposible tal traslado, solo quedaba la vía terrestre y eso llevaría a que tuvieran que conducir casi dos horas a una velocidad prudencial, aunque también eran conscientes que los médicos preferirían morir de camino a la villa Zhao, antes que llegar tarde y tener que enfrentarse a la furia del llamado carnicero.— Vamos conejito, no me hagas esto, Mia, abre tus ojos, por favor, amor, abre tus ojos. — susurraba como plegaria el mayor, mientras colocaba el cuerpo de su esposa en la cama.— Señor, por favor. — pidió una de las manitas, más que nada a modo de disculpas, mientras usaba toda su fuerza para jalar a un lado a Takashi. — Déjenos revisar a la señora, estamos capacitadas y lo sabe. — claro que lo sabía, si ubo un tiempo donde todos los partos se llevab
Takashi se dejó caer en una esquina de la habitación, sus ojos fijo en todo lo que hacían los médicos, la adrenalina en su cuerpo era tal que parecía ver en cámara lenta toda la situación, como un grupo de mujeres de bata blanca, conectaban unas pequeñas cunas que mas parecían huevos de plástico transparentes, donde una luz azulada seria la encargada de mantener a la temperatura adecuada a los niños, los cuales continuaban llorando, un débil sonido que le hacía temblar el corazón, más débil que el de un gatito recién nacido, y sus puños se cerraron al observar como colocaban una pequeña sonda por sus narices, ¡Los estan torturando!, gritaba su cabeza, pero su corazón le susurraba que solo los estaban ayudando a permanecer allí, con ellos, con vida.— Rápido, la anestesia.La voz de un medico hizo que llevara su cabeza a su esposa, y por un segundo, la vio apretar la sabana, se estaba despertando, y su corazón casi se detiene, pero por suerte, la máscara en su rostro la llevo nuevament
Dos días fueron los necesarios, para que los médicos comenzarán a retirarle los sedantes a Mia, dos días en lo que Takashi se encargó de sus hijos, mientras su familia se ocupaba de él, y no solamente eso, la madre de Mia se encargó de recrear los platillos que su hija le hacía a su esposo, no era mucho, pero al menos sentía que de ese modo, no extrañaba tanto a Mia.— Vamos conejito, abre tus ojos, amor, los médicos me dijeron que solo es cuestión de tiempo, pero que no debería pasar de hoy el que tu al fin veas los hermosos niños que has traído a este mundo. — dijo mientras acariciaba el rostro de su esposa, solo unos segundos antes le había dado un baño de esponja, y luego de revisar su herida, había masajeado todo su cuerpo con aceites aromáticos, para evitar que el cuerpo de su esposa se entumeciera. — El bebé uno, es un niño muy dependiente de su hermano, deberías verlo, si el bebé dos casi no puede utilizar su manito, porque bebé uno siempre la tiene bien sujeta, incluso debo p