perspectiva de Isis.
El cambio en Sech era tangible, una metamorfosis dolorosa que irónicamente, me confundía y me asustaba. Lo había odiado con una pureza absoluta, pero ahora que lo tenía cerca, algo indomable comenzaba a despertar en mí. Eran sensaciones que no podía controlar, chispas de electricidad que saltaban cada vez que nuestros ojos se cruzaban.
Mi dilema me estaba consumiendo. Yo no quería fallarle a la memoria de Dorian, mi primer y único amor, el ancla de mi existencia. Pero mi loba, Keyra, no dejaba de molestarme con sus susurros insistentes.
—Hay algo especial en el Rey Alfa, Isis — me dijo ella, en el fondo de mi mente. —Algo que no logro descifrar qué es, pero tal pareciera que fuera el vínculo de compañeros Destinados por la Diosa Luna.
—No digas tonterías, Keyra — repliqué con frustración. —No puede ser. Si fuera así, lo hubiese sentido desde el principio.
—¡Silencio! — me reprendió molesta. —¿Olvidaste que Sech estaba hechizado por el vínculo forzado de su ex n