Capítulo 35
Camila abrió los ojos sorprendida, Adriana se quedó en shock.
—¿Qué? —preguntó sin poder creerlo.
—Tú ya no puedes humillarla —dijo Ronaldo—. Y si no te vas ahora mismo, puedo hablar de ya sabes que, así que deja de molestarla.
Adriana apretó la mandíbula, lanzó una mirada de odio a Camila y salió furiosa.
Adriana dejó la joyería golpeando la puerta al salir.
El jefe de Camila se acercó, avergonzado.
—No sabía, señora… perdóneme por el trato…
—No se disculpe, el señor está equivocado, yo ya no trabajo aquí —le entrego el gafete y salió de allí.
Ronaldo corrió tras ella, la alcanzó en la calle, sudado, Le puso la mano en el brazo
—¿Quieres que vayamos por un café? —preguntó—. Hablemos de lo que acabo de ofrecerte.
Ella se soltó de inmediato enojada
—No necesito tus cafés —dijo—. No quiero ninguno de tus regalos, no voy a aceptar una joyería.
Ronaldo no se rindió.
—No te vayas así —insistió—. No tienes por qué cerrarte a una oportunidad que puede ser muy buena para ti.
Ella