Capítulo 6. La Primera Rendija
Alejandro Cross
La casa estaba inusualmente silenciosa para ser tan temprano. El sol apenas se filtraba por las ventanas altas del comedor, iluminando con matices dorados la madera pulida de la mesa principal. El café humeaba en mi taza, fuerte y amargo, tal como lo necesitaba después de la noche que habíamos compartido… o sufrido, según se mire.
Porque Ivy me había rozado dormida. Porque había sentido su cuerpo blando y caliente contra el mío, su respiración errática, sus caderas buscándome incluso entre sueños. Y yo… yo había tenido que sujetarla. Fuerte. Detenerla. Porque si ella no estaba despierta, si no estaba consciente de lo que provocaba… no pensaba tocarla. Aún no.
La imagen de ella en la cama, jadeando, envuelta en la sábana, como si eso pudiera protegerla de mí, aún estaba grabada en mi cabeza. Y su maldita ropa interior húmeda…
Inspiré hondo, intentando disiparla.
Le había dado una orden: «bajarás a desayunar las tres comidas, o no comerás.»
Sabía que lucharía. Sabía que