Por Alberto
Las 48 horas que tuve que esperar se me hicieron eternas, no porque dudara del resultado, sino porque trasladarme hasta Mendoza era perder demasiado tiempo en viajes.
Más allá de que trabajaba desde el hotel en mi laptop, algunos negocios necesitaban mi presencia y tenía que postergar reuniones.
-Son sólo dos días.
Murmuré.
En realidad, no me importaban tanto las reuniones, es que mi vida estaba sufriendo cambios fundamentales.
Por fin me deshice de Vivián, aunque demasiado tarde para estar al lado de Alice.
Por supuesto que no me daba por vencido, pero sabía que no la iba a convencer tan fácil, no había nada que pudiera ofrecerle para que me creyera, ella no se vendía, ella me amaba de verdad y por eso no me perdonaba.
A Alice no la movía el oro y la riqueza, su amor era verdadero y profundo…
Yo le regalaría mi vida entera, porque el amor que siento por ella es el sentimiento más intenso y profundo de toda mi vida.
Mi destino tiene que ser al lado de mi dulce porteña, por