Me limito a asentir, no me resulta cómodo, pero, ya no puedo hacer algo más con respecto a lo que compró o no. Además, hay más cosas de las que encargarme, por ejemplo, el extraño comportamiento del bebé.
— Eva… — ¿Qué pasa, Arnold? Tú no eres así y me estás asustando. Estás actuando extraño y me preocupas. — Me agrada el bebé. — confiesa Arnold y yo lo observo como si estuviera completamente loco y no lo dudo, porque solamente ello podría justificar su accionar extraño. — Creo que no entiendo bien. Arnold parece luchar con su propia mente para confesarme lo que para mí es muy extraño. Pero, parece reunir el valor que parece ser mucho para decirme cada una de las cosas que como esposo arrepentido, parece haberse esforzado en practicar antes de decírmelo. — Llámalo como quieras, pero, ha empezado a agradarme el bebé. — ¿Disculpa? — pregunto confundida. De inmediato, miro a Niall quien intenta comerse su pie, cuando su padre ha confesado que le