Elizabeth llegó hasta el hospital en donde estaba Zoe. Miró con desdén en el lugar como si se tratara de la peor posible que había visto en su vida.
Zoe subió la mirada cuándo vio a la mujer sonrío. Tener una aliada más no estaba nada mal.
—Levántate de ahí, deja de victimizarte y perder el tiempo.
—Señora, buena tarde, es un gusto también saludarla. ¿Por qué no me dijo que venía? —Elizabeth rodó los ojos.
—¿Por qué tendría que decírtelo? Tu vida es un caos, el matrimonio con Rafael es un caos. Es obvio que tenía que venir y ver que estaba pasando. No creo que al haberte avisado las cosas pudieran ser diferentes. ¿O acaso ibas a ir por mí al aeropuerto?
—No, obvio no. Estoy en el hospital porque tuve un accidente…
—Querida soy bastante vieja y conozco todos los trucos que podemos usar. Tú y yo sabemos que no estabas embarazada… ni siquiera te esforzaste por conseguirlo.
»Todo está caótico, y tú no haces nada para que las cosas mejoren. No puedo creer que ni siquiera hayas sido ca