Luego de que él se fue me dirigí a la habitación de huéspedes y me encerré furiosa, «¿qué le pasaba?, nunca había actuado así, parecía un maldito celopata al menos controló sus impulsos». Me quedé dormida sintiéndome sumamente mal. Cuando desperté me dirigí a bañarme de malhumor, debía comportarme bien e ir a trabajar puesto que ayer me había escapado sin más.

Pensé en el nuevo departamento, ya había decidido que sería de Desarrollo Humano y Sostenibilidad Ambiental, podría estar ahí un tiempo y si era cierto lo de mi padre en unos años podría independizarme de Alexander y hacer mi propia ONG para ayudar a las personas en estos ámbitos. Me detuve en seco, mis ojos se aguaron y sentí un escalofrío horrible... Sentí mucho dolor: no llegaría, era un milagro que siguiera viva pues el tiempo máximos de vida que me habían dado era apenas dos años, en este momento estaba sobrelimitada, me aterrorizo la idea de que en cualquier momento caería muerta sin más.

El mundo seguiría sin mí, Alexan