Seamos honestos

Al día siguiente, tan pronto como Eleanor se levantó, el anuncio de que Emmett la esperaba para desayunar juntos, la trasladó a los recuerdos de ayer, tenía muchas preguntas que hacerle y esperó a que todo se arreglara conversando. Sin dudas, pensaba que Astor estaba equivocado y que lo más probable era que Emmett ya no la amara más, por lo que había decidido casarse con otra, para formar una familia, y si eso era, lo entendía a la perfección.

Mientras caminaba hacia los aposentos de Emmett, de frente hacia ella venía Astor, nuevamente sintió el vuelco en el corazón, las piernas flaquear, y el deseo que la tomara entre sus brazos. “Esto es buena suerte” pensó y sonrió.

—Su majestad — saludó inclinando la cabeza.

—Buen día, señorita Massart. ¿Va a ver a mi hermano? — le preguntó, manteniendo su distancia, él también se creía con buena suerte de volver a verla, necesitaba hablar con ella.

—Así es, me ha invitado a desayunar.

—Entiendo, no la quiero retener tanto ¿Podría pedirle un favor
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