Eleanor despertó sobre el piso, se había quedado dormida llorando, le costó trabajo comprender lo que había pasado, al tratar de levantarse, sintió el cuerpo entumido y las piernas ardiendo, al verlas, notó que seguían en carne viva. El recuerdo de Emmett sobre ella le pasó como un rayo y sintió nauseas, ahora estaba totalmente convencida de que no podía casarse con él, nunca sería feliz a su lado, pero con tristeza notó que tal vez no tendría otra alternativa.
Se levantó con dificultad y pidió a todos los dioses no encontrarse con él, caminó entre los pasillos, tratando de llegar lo más pronto posible a su habitación, sentía el alma y el corazón destrozados, pensó en Astor y si había una mínima posibilidad de que él le ayudara, ¿lo haría? Él no quería problemas con su hermano, “hermandad” se repitió, y pronto se sintió completamente sola.
*
Al día siguiente, Astor mandó a llamar a su hermano menor, para enterarse de lo que habría conversado con Eleanor, una parte de él, también querí