—Lo entiendo... —dijo Lorenzo en voz baja, luego la cabecera de la cama fue elevada y el mayordomo puso la comida en la mesa.
Lorenzo comió, ahora atesoraba especialmente cada comida. En realidad había pensado que después de ayer no habría más hoy, pero Marisela le había preparado otra vez.
Sabía que todo era debido a su hospitalización, ahora que podía disfrutar de esta comida, también era una bendición disfrazada.
Mientras comía, el mayordomo le mencionó a Eduardo el asunto de que Marisela asistiría a la fiesta de cumpleaños de la heredera de los Bustamante, y dijo que ya había organizado protección para seguirla.
—Consigue a alguien que la acompañe de cerca adentro. Aunque ese tipo de lugares tiene seguridad estricta, pero... —Eduardo apretó los labios sin terminar la frase.
Pero si los Acosta llevaban gente, entonces los Bustamante no podrían objetar nada. Era una precaución contra Isabella.
El mayordomo entendió, luego se lo comunicó tanto a Marisela como a los guardaespaldas, y p