—Vete a casa primero, yo me voy más tarde —dijo Lorenzo sin levantar la cabeza.
Aurelio al verlo así no tuvo más remedio que irse, y luego le contó esto al mayordomo.
Los guardaespaldas seguían esperando en el piso. Aurelio los vio y pensó que ya no era necesario vigilar.
El señor Cárdenas actual le daba una sensación como después de un gran incendio que arrasa todo, completamente sin vida. No sabía qué había pasado exactamente.
¿Acaso estaba molesto con Eduardo? ¿Por cooperar con Daniel sin consultarle?
Pero increíblemente ni siquiera iba al hospital, cuando días atrás hubiera querido estar pegado a Marisela todo el tiempo.
En el hospital privado, en la habitación.
El mayordomo le contó a Eduardo lo que Aurelio le había dicho, y este último escuchó sin mostrar expresión alguna.
—¿No está bien así? Ya no molesta a Marisela, no busca la muerte, y más bien se dedica completamente al trabajo, aumentando la eficiencia —dijo Eduardo.
—Me preocupa que si sigue así por mucho tiempo, el señor